Seguro que a todos os ha pasado alguna vez eso de empezar un libro y con solo leer las primeras páginas saber que estáis ante un libro que os va a costar olvidar, ya no por su historia que evidentemente aún no conocemos sino por la prosa tan bonita que la alberga. Pues esto me pasó a mí cuando empecé a leer esta novela. No había leído nada del autor pero os aseguro que eso va a cambiar porque escribe muy bonito.

Margarita, Marga, M...tres versiones de la misma mujer, tres épocas muy distintas de su vida con un denominador común: su relaciones familiares, especialmente la que mantiene con su padre. A lo largo de la novela veremos cómo las circunstancias que se le presentan en su vida la hacen evolucionar y crecer como persona.

En los capítulos que llevan por título "Heroína" y que se sitúan a partir del año 1986, conocemos a Margarita, una adolescente de 15 años, que pasa los veranos en el pueblo junto a su extensa familia, todos juntos alrededor de su abuela. Margarita es la segunda de tres hermanos y se nos presenta como una chica algo rebelde; le gusta pasar el tiempo con sus primos y otros chicos de su edad divirtiéndose y buscando nuevas experiencias que no siempre son buenas para una niña como ella. La relación con su padre no es todo lo buena que cabría esperar ya que es una persona autoritaria y machista y, como ya he comentado, Margarita no es una joven dócil y tiende a llevarle la contraria.

Siguiendo con la línea temporal (aunque en el libro estos capítulos se van alternando) pasamos a conocer a Marga en los capítulos que se titulan "Matrimonio"; estamos en el verano de 1997, han pasado once años y muchas cosas en la vida de nuestra protagonista. Se trasladó a Madrid desde tierras gallegas para estudiar en la universidad y ahora acaba de doctorarse en Ciencias Biológicas carrera que no agradaba a su padre Miguel. Vuelve al pueblo para la boda de su hermano y allí se reencontrará con viejos amigos y sombras del pasado, al tiempo que experimentará la angustia, la rabia y la frustración que sentimos muchos españoles en un fatídico día de julio de 1997 debido a la barbarie y sinrazón de ETA.

Casi una década ha pasado, estamos en diciembre de 2006 y conocemos a M en los capítulos titulados "Navidad". M tiene su vida hecha en Alaska donde trabaja desde hace tres años en la universidad. Es una fría mañana, todo el paisaje está cubierto de nieve y ella acude a su trabajo con la intención de acabar un proyecto que la lleva de cabeza. Allí recibe una llamada de Ana, su madre, que le cambiará por completo sus planes. Miguel se muere y a su madre le gustaría reunir a la familia en esa Navidad que puede que sea la última en la que estén todos juntos. M regresa a su Galicia natal con un nudo en el estómago y una tormenta en su cabeza: ¿se atreverá a contar su secreto? ¿dejará saber a los suyos por qué se fue y no regresó? ¿será capaz de enfrentarse a sus miedos o, por otro lado, los enterrará en su corazón donde siempre han estado?

En Tres mil noches con Marga no solo he recorrido junto a Marga el camino que la llevó de la adolescencia a la madurez sino que también el de una generación, la de aquellos que nacimos en los 70: las canciones que ambientan la novela, los duros momentos de la lucha antiterrorista, la forma de vestir, de divertirse...todo ello ha evocado recuerdos algunos de los cuales tenía dormidos en mi interior. Y es que Pedro sabe cómo ambientar esta historia y consigue crear una atmósfera que te absorbe y es casi como si volvieras a aquellos años, a vivir esos momentos, a escuchar esas canciones o a no despegarte de la tele rezando por que no llegara el fatal desenlace...en vano. 

¿Qué decir de la prosa que compone esta novela? Me ha gustado muchísimo, me ha atrapado desde la primera página. Es una prosa sencilla, cuidada, mimada incluso, que no necesita de artificios para ser bella porque en su aparente sencillez está su grandeza. Ha sido un enorme placer sumergirme en ella y dejarme mecer por la cadencia suave marcada por un ritmo pausado pero constante hasta el punto de hacer que la novela se me haya quedado corta, hubiera seguido leyendo otras 300 páginas más.

Tres mil noches con Marga es la novela de una vida, la vida de una mujer que ha sabido adaptarse a las circunstancias que le ha tocado vivir pero que guarda en su interior un oscuro secreto que duda si sacar a la luz. Una novela escrita con una sensibilidad y una prosa exquisitas que hará las delicias de todo tipo de lectores pero sobre todo de los lectores de la generación de los 70-80 que estoy segura que disfrutarán muchísimo con ella. Tenéis que leer la historia de Marga, si no lo hacéis os estáis perdiendo algo realmente bueno. 

Nuestra historia comienza en Oviedo, allá por el año 1948, donde un joven sacerdote, Pablo Arteaga, es llamado por su superior para transmitirle una agridulce noticia: tiene muchas posibilidades de viajar al Vaticano pero antes debe "curtirse" como clérigo y, para ello,  trasladarse a San Gerónimo y ayudar al párroco de la iglesia.

Pablo carece de vocación, fue obligado por su tío a ordenarse sacerdote por algo que ocurrió en el pasado y que pesa como una losa sobre el joven. Ha de agradar a su tío aun sabiendo que con ello está apartándose de su padre pero se encuentra en un callejón cuya única salida es la obediencia. Lo sobrelleva lo mejor que puede, ocupando su tiempo con sus estudios universitarios que llenan el vacío que dejó su pasado.

Nieves Flórez, la maestra del pueblo, hace ya tiempo que cumplió la treintena; es una persona gris, tanto en lo que se refiere a su atuendo como en lo referido a su vida. Es discreta, callada, solitaria, no se relaciona con la gente más allá de lo estrictamente necesario pero en su interior esconde un oscuro secreto y una gran pasión. Es una mujer que despierta la compasión en el lector ya que lleva una carga del pasado, heredada de su madre, de la que se siente responsable y que tiene siempre presente en la llave que lleva colgada al cuello que le cierra las puertas de la vida que le gustaría vivir.

En mi opinión estos son los dos personajes principales en torno a los cuales gira toda la trama de la novela aunque no por ello podemos dejar de hablar de esta como de una novela coral porque lo es. Muchos son los personajes que desfilan por sus páginas, todos ellos oscuros, con más sombras que luces, y que acompañarán a Pablo y Nieves en su tortuoso caminar por este mundo. Así pues encontramos a Pelayo y Bastián Osorio, padre e hijo. Viven en una casona apartada del pueblo; Bastián tiene el rostro desfigurado debido a un incendio y su padre intenta protegerlo apartándolo del mundo. Parece un monstruo y poco a poco su comportamiento nos revelará que probablemente lo sea. Su padre vive atormentado por la muerte de su madre y de su esposa y su comportamiento demuestra que también tiene algo que esconder. Pablo empieza a dar clases de latín a Bastián y no puede evitar darse cuenta de extrañas situaciones en la casa que le llevan a indagar en su deseo de saber más de la ostentosa familia.

Las hermanas Peláez también aparecen en la nueva vida de Pablo y una de ellas lo hará en forma de tentación para él; no lo deja ni a sol ni a sombra, lo provoca y a punto está de meterlo en más de un lío.

Junto a esta trama, que es la principal, encontramos otras dos que subyacen en la novela: en una de ellas viajaremos al Madrid de 1936 cuando Pablo tenía 12 años y gustaba de tomar chocolate caliente en compañía de Juan, su padre. Este es un hombre bueno, de izquierdas, que intenta educar a su hijo en la libertad, hacerlo un hombre de provecho. Pablo tenía una vida feliz, con unos padres que se adoraban y lo adoraban pero entonces llegó la guerra y con ella toda esta felicidad desapareció.

También encontramos a lo largo de toda la novela unos fragmentos de una especie de diario, escritos en cursiva, de una joven que vive en un convento en contra de su voluntad. Nos da pinceladas de una historia muy triste y de una vida muy dura.

Excepción hecha de la parte del diario que por razones obvias está narrado en primera persona, el resto de la novela nos es contada por un narrador omnisciente que utiliza un lenguaje sencillo pero cuidado para relatar los hechos y un ritmo pausado al principio para ir aumentando a la par que aumenta la atmósfera de tensión en la novela. La autora sabe cómo dosificar la información y cómo llevar el tempo de la narración para conseguir enredarnos en las redes del padre Arteaga y su historia y no soltarnos hasta saber cómo acaba la misma.

Un punto que no quiero dejar sin destacar de esta novela es la fabulosa ambientación con la que cuenta; no diré que me sorprende porque ya he leído otras novelas de la autora que están también muy bien ambientadas pero en esta de la que hoy os hablo parece que la lluvia caiga sobre nuestras cabezas, que caminemos con prisa por las callejuelas oscuras o que veamos la bruma que rodea el camino a casa de los Osorio. Ana consigue una atmósfera oscura, muy oscura, húmeda y fría que acrecienta la sensación de soledad, injusticia e incomprensión que transmiten sus letras. Oscuros son también los temas que se tratan en esta novela: el abuso de poder, los malos tratos, la venganza, la traición o el odio.

El jardín de las flores negras es una gran novela, con unos personajes muy bien delineados y tres tramas que se van fundiendo en una sola hasta llegar a un magnífico final. Una novela llena de secretos, intrigas y pasiones oscuras en la que todo el mundo tiene algo que esconder y la maestría de su autora hará que el lector esté ansioso por descubrir los hechos envueltos en la oscuridad de ese jardín de flores negras. Si no conocéis la prosa de la autora, os animo a descubrirla porque no os va a decepcionar.

 

Si esta reseña ha despertado vuestro interés os informo de que el blog Las Inquilinas de Netherfield tiene activo un sorteo de un ejemplar de la novela. Aquí os dejo el enlace a las bases. Yo de vosotros no me lo pensaría.

Muchas veces nos echamos atrás a la hora de leer un libro porque pensamos que se sale de nuestra zona de confort; este libro se salía de la mía ya que no suelo leer novelas autobiógraficas pero fue un flechazo literario y no pude resistirme. La curiosidad por conocer otras culturas, otras formas de vida, otra educación muchas veces me puede y agradezco este tipo de lecturas porque de otra forma y, aun teniendo mucha curiosidad, la pereza me vence y no investigo en páginas web o enciclopedias.

¿La educación es tan importante en nuestras vidas como algunos quieren hacernos ver? ¿Somos lo que nos han enseñado? ¿Somos capaces de rechazar lo que no nos gusta o, por el contrario, esa educación que hemos recibido pesa sobre nosotros como una losa que nos impide actuar como nos gustaría? Tara Westover constestará a estas y otras preguntas por medio de los hechos que nos cuenta en esta novela que no es otra cosa que recuerdos de su infancia y su juventud.

La familia Westover vive en un apartado valle de Idaho. Faye y Gene Westover son padres de siete hijos, la menor de ellos es Tara. Ninguno de ellos va a la escuela, tampoco al médico, ni tan siquiera tienen partida de nacimiento ni conocen la fecha exacta del mismo. Su vida transcurre en su casa en el campo donde Gene y sus hijos mayores se encargan de un desguace mientras que Faye se dedica a mezclar hierbas para hacer medicinas y ungüentos que utiliza en su trabajo de curandera y partera. 

Gene está convencido de que de un momento a otro va a llegar el Fin de los Tiempos así que dedica sus esfuerzos a conseguir dinero para poder almacenar comida y preparar la casa para ser autosuficientes cuando ese momento llegue. Rechaza todo lo que venga de las estructuras de poder existentes, para él no son más que representantes de Satanás y estos pensamientos condicionarán su vida y la de su familia.

La novela se divide en tres partes que abarcan distintas épocas de la vida de la autora: su infancia y  juventud hasta que llega a la universidad, su vida allí y su estancia en Cambridge. Como no podía ser de otra manera, encontramos una narración en primera persona con un lenguaje sencillo y un ritmo constante con los que Tara consigue una prosa ligera, fluida, muy agradable de leer y con la que hace cómplice al lector de los hechos que nos está narrando.

El título de la novela no puede ser más temático ya que toda ella gira en torno a la educación y las consecuencias de esta y de cómo, en ocasiones, el ser humano se rebela contra ella y los quebraderos de cabeza que esto ocasiona en él.
Tara cree firmemente en los preceptos de su religión, no los cuestiona aunque desde muy pequeña sospecha que algunas de las cosas que hace y dice su padre son algo "exageradas"; aun así, le obedece y le respeta. Cuando alguno de sus hermanos decide apartarse del camino marcado por su padre y empezar estudios superiores, el mundo de Tara empieza a cambiar: tiene curiosidad, quiere aprender, saber más del mundo que la espera fuera del reducido ambiente en el que se mueve y decide que ella también quiere estudiar. Esta decisión le va a suponer grandes sacrificios y luchas interiores; sacrificios porque nunca ha ido a la escuela, no sabe nada de matemáticas, historia...(llega a la universidad sin saber qué fue el Holocausto) y tiene que aprender sola en los pocos ratos libres que le deja su trabajo en casa. Esto también le provoca una gran lucha interior ya que seguir el camino que desea es desviarse del camino marcado por su padre y este camino lo tiene tan marcado a fuego en su cuerpo y en su mente que llega a hacerla dudar de lo adecuado de su decisión.
Con 17 años consigue entrar en la universidad y es consciente de sus carencias aunque trata de superarlas con mucho esfuerzo y dedicación. No puede evitar sentir un gran complejo de inferioridad y piensa que nunca conseguirá ser como los demás. A los 19 años, a raíz de una visita de sus padres, se da cuenta de que los "raros" son ellos y todo lo que le han enseñado empieza a tambalearse hasta hacerla tomar la decisión de empezar de cero. Quiere saber para poder juzgar por sí misma, para poder decidir sobre las cosas, dejar atrás el yugo que su padre le ha impuesto toda su vida con sus creencias y aseveraciones y para ello sabe que no hay nada mejor que recibir una educación para poder ser una persona independiente tanto en sus actos como en sus pensamientos. Esto la hace romper con la mayor parte de su familia que sigue anclada a los dictámenes de su padre; tan solo recibe el apoyo de su hermano Tyler quien ya tomó una decisión parecida en el pasado y siempre la ha animado a que viva su vida como desee vivirla.

Una educación es una novela que habla de la superación personal, del esfuerzo que realiza su autora para cambiar una vida que no la satisface. Una novela contada de una manera honesta que no obliga al lector a posicionarse de un lado u otro (aunque este no pueda evitar hacerlo), que no critica los preceptos de una religión en la que cree ni los comportamientos de las personas que la rodean. Una historia de vida que empujará al lector a reflexionar sobre muchas cosas, una novela para mí inolvidable que no puedo dejar de recomendar.

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Barbara Bilessi cumple hoy veinticuatro años y acaba de recibir su diploma de esteticista lo que para ella es todo un logro, nadie se lo ha regalado como nadie le ha regalado nada en su vida. Tiene pasión por las muñecas de porcelana así que decide regalarse una a la que tiene echado el ojo desde hace tiempo: Sweet Doriane. Cuando atraviesa un parque para acortar su camino de regreso a casa, se tropieza con dos hombres: con el primero choca por un descuido y es bastante desagradable con ella; el segundo la viola y despierta en ella instintos que llevaban tiempo dormidos.

Marc Percolès vuelve a su trabajo de policía después de un tiempo de ausencia; tuvo un fatal accidente de tráfico en el que falleció su esposa y él quedó muy malherido. Marc es una persona de trato difícil y las últimas circunstancias vividas por él no hacen más que acentuar su mal carácter y su susceptibilidad. El día de su reincorporación al trabajo tropieza con una joven en un parque sin saber que el destino los volvería a juntar poco tiempo después.

Barbara y  Marc son los protagonistas de esta historia dura, cruel y desgarradora. Son dos personas marcadas por la vida y la autora perfila muy bien las personalidades de ambos.
Barbara es una joven solitaria, atada a una vida que no la satisface: vive con su madre, una madre despótica que nunca la ha hecho sentirse querida; la ceguera de esta hace que Barbara tenga que hacerse cargo de todo. Su padre las abandonó mucho tiempo atrás y su madre la hace sentirse culpable de ello todos los días. Barbara se refugia en sus muñecas para intentar paliar el dolor que siente pero llega a desarrollar una relación obsesiva con ellas hasta el punto de confundir su imaginación con  la realidad.
Marc es una persona intolerante, misógina, desagradable y maleducada. Estos rasgos de su personalidad no hacen más que intensificarse después del desgraciado accidente que sufrió; no quiere que le tengan lástima aunque en mi opinión ya se tiene bastante lástima él solo y este sentimiento lo proyecta en los demás en forma de insultos, desprecios y malos modos.

Dos personajes bastante oscuros con los que puede llegar a ser muy fácil o muy difícil empatizar. En mi caso ha ocurrido esto último, sobre todo con Marc. No es que no haya empatizado con él, que no lo he hecho, sino que desde las primeras páginas he sentido rechazo hacia él.
Por su parte, Barbara no me ha caído tan mal como su compañero pero tampoco ha sido un personaje agradable para mí. Me ha dado pena, mucha pero es lo único que ha conseguido despertar en mí.

La "culpa" de que no haya disfrutado con los personajes ni con la historia y, en definitiva, con la novela la tiene el lenguaje utilizado por la autora. Creo que todos hemos leído novelas cuya historia es dura y, en consecuencia, el lenguaje utilizado para narrarlas también lo es y aunque a veces no es agradable de leer, el lector sabe que es necesario para transmitir la intensidad de los hechos que se nos narran. En esta novela el lenguaje utilizado es duro pero también es soez, desagradable y, desde mi punto de vista, totalmente innecesario; creo que la autora habría podido contar su historia evitando al lector palabras obscenas e hirientes. Esto se ve reflejado sobre todo en las intervenciones de Marc Percolès: no voy a poner ningún extracto porque ya os digo que me parece de todo punto desagradable y en algunos momentos, como mujer, me he sentido ofendida. En concreto hay un pasaje de una detención que nada tiene que ver con la historia posterior, creo que lo que pretende la autora con él es mostrarnos un poco más el carácter de Marc, en el que interroga a una mujer que va a poner una denuncia y la trata peor que si fuera basura utilizando un lenguaje insultante e innecesario.

Aunque la historia en sí es buena y creo que la autora sabe de lo que habla también ha habido detalles que no me han llegado a cuadrar: acabada la lectura no me queda claro si Marc va en silla de ruedas o puede andar porque hay momentos en los que se hace ver que puede. Otras veces he leído situaciones que parecen sacadas de la manga, aparecen porque sí, sin esperarlas y me daba la impresión de haberme perdido algo.

Ojos de muñeca es una novela dura, muy dura. A mí no me ha gustado, se me ha hecho incómoda de leer pero ya sabéis que cada uno somos un mundo y para gustos están los colores, eso sí tened claro que vais a leer una historia descarnada con un lenguaje bastante desagradable y un personaje que para mí ha sido repulsivo. 

Imagen tomada de Google

Nuestra historia arranca en los años 20 del siglo pasado en el pequeño pueblo de Basondo a orillas del Cantábrico. Alma y Estrella son dos hermanas gemelas que, aunque físicamente son prácticamente idénticas, no se parecen en nada en cuanto a sus personalidades. 

Alma es conocida como "la Santa", la hija modelo, la niña que arrastra la cruz de poder ver y hablar con los muertos; por su parte, su hermana Estrella es más rebelde y siempre carga con las culpas de todo, las tenga o no. No cree en el don de su hermana hasta que su abuela, deseosa de volver al lugar del que nunca debió salir, se tira por un acantilado. Ese día, cuando ellas apenas cuentan 11 años, les revela una maldición por medio de Alma: una de las dos se reunirá con ella antes de cumplir los quince años.

Con este inicio tan prometedor se da paso a la narración de la vida de las gemelas: sus escapadas al bosque en el que se sienten en casa, su especie de competición por llamar la atención de Tomás, un chico humilde del pueblo que acompañará a las hermanas en sus paseos por el bosque y los momentos que pasan en su hogar, Villa Soledad, un lugar que parece tener vida propia y se convierte casi que un personaje más de la novela. 

Avanzando en el tiempo y en la lectura, conoceremos la vida adulta de una de las hermanas; su paso por un internado inglés, su vida en California y su vuelta a los orígenes, a Basondo. 

La voz de una de las hermanas será la que nos narre esta historia llena de secretos, magia, mentiras, engaños y dolor, un dolor que está presente en todos y cada uno de los personajes y que les hace no llegar a ser del todo felices. La autora utiliza un lenguaje sencillo con el que te envuelve desde las primeras palabras y te sumerge de lleno en la historia; el bosque, la casa, la relación entre las hermanas y entre estas y los demás habitantes de su hogar están tan bien descritos que logran situar al lector en primera línea de los acontecimientos como si fuera un espectador invisible y silencioso. Una ambientación realmente magnífica, muy lograda. No esperéis de esta novela un ritmo trepidante, una sucesión vertiginosa de acontecimientos porque no es eso lo que vais a encontrar. La historia de Alma y Estrella se desarrolla a un ritmo pausado, contenido a pesar de las muchas sorpresas que vamos a ir descubriendo.

Muchos son los temas que subyacen en esta historia: la sociedad española de la época, en la que la clase obrera está totalmente a merced de las familias con dinero y, consecuentemente, con poder. Una época en la que la mujer está totalmente a merced del hombre que le exige obediencia y sumisión. Una sociedad atemorizada por las circunstancias tanto nacionales como internacionales: guerras, crisis económica, prejuicios sociales se mezclan en esta novela haciendo de ella una lectura oscura con momentos realmente duros para nuestros personajes. En definitiva una sociedad reprimida en la que nuestra protagonista tendrá que aprender a moverse para sobrevivir.

Muchos son los personajes que vamos a encontrar a lo largo de las páginas de esta novela aunque las principales protagonistas serán las gemelas: una de ellas nos narrará su vida y nos mostrará a una mujer valiente a la que no es fácil arredrar, decidida, dispuesta a luchar por lo que ella considera justo, una mujer adelantada a la época en la que le ha tocado vivir. Un personaje muy bien construido y con una fuerza abrumadora. Su hermana le irá poniendo piedras en el camino, la incomodará e incluso a veces la hará flaquear, ¿conseguirá doblegar su voluntad? Para conocer la respuesta a esta pregunta tendréis que leer la historia.

El resto de personajes desempeñan bien el papel secundario que les ha tocado vivir y están esbozados en su justa medida para ello. Me ha gustado especialmente el personaje de Carmen, una joven que sirve en la casa y que será como una madre y un gran apoyo para las niñas. Soledad, la abuela, me ha dejado muchas incógnitas; es un personaje del que solo sabemos por lo que nos cuentan pero del que me hubiera gustado conocer algo más porque detrás de él se intuye una historia de lo más interesante.

El bosque sabe tu nombre es una novela de difícil catalogación ya que tiene un poco de todo: misterios, magia, suspense, intriga, toques de fantasía con reminiscencias de Realismo mágico...todo ello muy bien conjugado en una historia dura y oscura. Su ambientación, sus personajes y lo que ocurre a estos lleva al lector a sumergirse en un ambiente oscuro pero muy atractivo que le envolverá hasta la última página. Una novela absolutamente recomendable.

 

Casi una década después de la más cruenta batalla en la Historia de Inglaterra en la que Eduardo de York se erigió como rey del país, las aguas bajan convulsas en la isla. Eduardo junto con su inseparable hermano Ricardo lleva una vida de holganza dedicado a la bebida y las mujeres principalmente. Es un hombre de acción y los tiempos en los que no la tiene son para él su perdición.
En otro lugar de Inglaterra las cosas son bien distintas para Enrique, el otro aspirante al trono o rey depende de a quién preguntemos. Como sabemos por las entregas anteriores y por la Historia misma, es una persona débil, enfermiza y pusilánime que está completamete manejada y manipulada por la gente que le rodea: Derry Brewer, el conde de Warwick y su esposa Margarita de Anjou, exiliada a Francia desde donde pretende volver para luchar por el trono y defender así los intereses de su hijo, el príncipe de Gales, Eduardo de Lancaster.

Eduardo y Ricardo son acorralados por un ejército comandado por Warwick y el hermano de ambos Jorge, yerno del primero; no pueden huir por el  norte y tampoco por el sur, no quedándoles otra opción que huir por mar a Flandes donde pedirán ayuda a Carlos de Borgoña, gran enemigo de Luis XI, monarca francés y primo de la reina Margarita.

Mientras los York y los Lancaster libran sus batallas por el poder y el trono, Enrique Tudor, un joven de catorce años emparentado con ambas casas, es liberado por su tío Jasper del castillo de Pembroke donde estaba cautivo custodiado por William Herbert.

Estas son las premisas con las que se inicia la nueva y última entrega de esta tetralogía que tan buenos ratos de lectura me ha hecho pasar. Soy de la opinión de que la Historia no basta con conocerla, hay que saber contarla, discriminar la ingente cantidad de datos de los que gozamos y componer con los que nos quedan una historia que atrape al lector y esto lo consigue Conn Iggulden en cada uno de los libros que componen esta saga. Las batallas, las estrategias, la composición de los ejércitos, en definitiva, el mundo bélico no es de mi agrado y el autor ha conseguido que llegue a interesarme.
Un narrador omnisciente será el que nos guíe por esta apasionante época histórica utilizando un lenguaje sencillo y conciso y un ritmo ágil con los que consigue una lectura fluida en la que no dejan de pasar cosas, con giros inesperados, situaciones límite y muchas sorpresas que me ha atrapado de principio a fin.

La ambientación, como en las otras novelas hermanas, es magnífica; el lector es perfectamente capaz de imaginarse en las habitaciones en las que se forjan los acuerdos y se preparan las traiciones, así como también puede situarse en el centro del campo de batalla mientras la lucha está teniendo lugar.

Los personajes que habitan estas páginas y protagonizan la historia no diferirán mucho de los que ya conocemos de las entregas anteriores: Derry Brewer, Margarita de Anjou, Enrique VI, Eduardo IV...no me voy a extender en ellos porque ya los analicé en mis reseñas anteriores pero sí que voy a hacer mención especial a los Ricardos, a saber Richard Neville, conde de Warwick y Ricardo de Gloucester, hermano de Eduardo IV. Son dos personajes fascinantes, sobre todo  el segundo, que no han dejado de impresionarme y sorprenderme durante toda la novela.
El conde de Warwick es una persona, en mi opinión, muy voluble que define sus lealtades en base a sus intereses familiares; en un principio fue el principal apoyo de Eduardo en su lucha por el trono pero el matrimonio de este con Isabel Woodville empezó a resquebrajar esta amistad. Mujer ambiciosa donde las haya, intentará poner en puestos de poder a sus familiares y esto no agradará a Warwick, quien poco a poco cambiará su favor hacia el rey Enrique.
Ricardo de Gloucester, hermano de Eduardo IV, es un hombre sibilino, dotado de una gran inteligencia que maneja a las personas a su antojo de una manera muy sutil. Para mí ha sido apasionante ver cómo urdía sus planes, movía los hilos y, casi siempre, conseguía lo que se había propuesto; creo que es uno de los personajes que más me han gustado de toda la tetralogía.

La Guerra de las Dos Rosas. Amanecer es el punto final perfecto para esta maravillosa tetralogía que nos narra unos hechos históricos de capital importancia para el reino de Inglaterra. Con una ambientación magnífica, una trama sólida, personajes de ficción y reales que se mezclan y una prosa ágil y amena hacen de esta saga una de las imprescindibles para cualquier amante de la Historia y de la buena literatura. Me encantaría volver a leer al autor escribiendo sobre la casa Tudor que también promete ser de lo más interesante, cruzaré los dedos. 

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