Diego Arce y su mujer Laura asistían al XII Congreso Internacional de Novela mientras su hija Ariadna era secuestrada por un ser malvado deseoso de imitar al Monstruo, personaje principal de Sangre y ámbar, la archiconocida novela de Diego. Al llegar a casa encuentran la cama de la niña vacía, folios desperdigados por toda la casa y el temido sobre negro en el que el secuestrador le marca a Diego los pasos que tiene que seguir si quiere recuperar a su pequeña sana y salva. Inmediatamente se ponen en contacto con Rocamora, policía amigo de la familia, y emprenderán junto al lector una frenética carrera contra el reloj para encontrar a Ariadna y a su carcelero.

A la vez que "disfrutamos" (entrecomillo la palabra porque lo he pasado realmente mal) de la historia principal que protagoniza Diego, iremos leyendo capítulos de su novela que no desmerecen para nada a aquella y que nos sumirán en la oscuridad y la hipocresía de la sociedad de Barcelona de principios del siglo XX que aplaudía la humillación y la crueldad desde los palcos del Liceo.

Con un lenguaje sencillo pero cuidado, con elaboradas metáforas y algún punto irónico y canalla, sobre todo al principio de la novela, el autor consigue zambullirnos en un torbellino de sucesos, personajes y ambientes que nos dejará exhaustos tanto como si acabáramos de correr una maratón; el ritmo es frenético, los acontecimientos se suceden rápidamente porque lo que quieren los personajes, y creédme si os digo que vosotros también lo querréis, es ganarle la partida a las manecillas del reloj que giran sin descanso, ¡quién pudiera detener el tiempo en momentos así! La ambientación que envuelve las dos historias de las que vamos a ser testigos es maravillosa, muy gráfica y visual hasta hacernos estremecer en algunos momentos.

Si hablamos de personajes Diego es el absoluto protagonista de esta obra y está perfilado a la perfección; iremos conociéndolo poco a poco por sus actos y también por sus recuerdos de la niñez que vuelven a él continuamente para atormentarlo un poco más. En mi opinión es un hombre que no sabe hasta dónde es capaz de llegar, un hombre que se siente débil y cuya vida se derrumba cuando le es arrebatado lo que más quiere. Junto a él desfila todo un elenco de personajes que, sin estar tan perfilados como él, lo están en la medida necesaria para la trama y hay alguno que da auténtico pavor.

¿Sabéis esos libros que durante los días que os lleva su lectura rondan vuestra cabeza constantemente? ¿Esos en los que haces tuyos a los personajes y no puedes evitar empatizar con ellos? ¿Esos que al acabarlos os dejan un poso en la mente que os hace volver una y otra vez a su historia? Pues esta novela ha sido para mí todo eso; lo he pasado fracamente mal como os decía antes imaginando las escenas que iba leyendo, sufriendo con los personajes, en vilo por Diego y empatizando con Laura obligada a una pasividad que la reconcomía por dentro, sintiendo la impotencia de Rocamora...para mí ha sido una lectura dura en algunos momentos pero que he disfrutado muchísimo y tardaré en sacarla de mi cabeza.

Durante la lectura he sentido pena, odio, compasión, incredulidad...y todos estos sentimientos me han hecho reflexionar sobre la maldad humana, esa que muchas veces nos enseña su cara de frente y somos incapaces de procesar lo que nos muestra porque es tan cruel, tan doloroso, tan malvado que nos golpea en el pecho y nos deja sin aliento. Lo peor de todo es que esa maldad extrema existe y cada día más asoma la cabeza para recordarnos que está ahí, que disfruta con el dolor de otros y que cualquiera de nosotros puede ser víctima de ella.

El abrazo del monstruo es una novela que no me ha dado un respiro, que nos sumerge en un mundo oscuro, gótico y peligroso en el que lo único cierto es la maldad que se respira en el ambiente. Un ambiente asfixiante y una sensación de urgencia me han acompañado durante toda la lectura que ha despertado en mí muchas sensaciones con la compasión destacando sobre todas ellas. Un thriller en toda regla que no debéis dejar pasar y un autor al que merece la pena seguir la pista. Recordad:

Con estas palabras se presenta ante nosotros Antonio, que sentado en el vacío salón del que fue su hogar, se dispone a diseccionar para el lector lo que fue su matrimonio con Ángela quien se unirá a él en este recorrido por sus alegrías y sus penas, sus encuentros y desencuentros, su amor y su desamor.

Juntos, ahora que ya no lo están, irán confrontando hechos, rebatiéndose opiniones, discutiendo...viviendo una ruptura de la que nos hacen partícipes al tiempo que se desnudan ante nosotros. Las suyas serán las voces narrativas que nos guiarán a lo largo de todo este proceso de duelo, aprendizaje y dudas. En tipografía normal él, en cursiva ella nos contarán sus recuerdos y se irán lanzando reproches ante un lector que suponen juez imparcial de su contienda.

Diez años irán pasando ante nuestros ojos, diez años con momentos felices en los que Antonio y Ángela se querían con locura sin imaginar que el tiempo erosionaría su relación hasta que esta quedara en nada. La narración comienza in extrema res con un epílogo al que siguen ocho capítulos numerados en orden descendente para concluir con un prólogo, una apuesta arriesgada que a mí me ha gustado mucho. El lector no querrá descubrir qué pasó porque lo sabe desde la primera página sino que ansiará saber por qué ocurrió y el autor irá desgranándolo poco a poco para nosotros por medio de sus dos protagonistas.

La infidelidad, los celos, la coyuntura económica, las prisas, el estrés, la sociedad en la que vivimos, la inseguridad laboral serán los temas que irán emergiendo de las conversaciones entre Antonio y Ángela, argumentos que se cruzan, puntos de vista diferentes frente a ellos irán poco a poco absorbiendo su vida en pareja hasta consumirla, agotarla y hacerla desaparecer.

Mientras leía intenté no posicionarme al lado de ninguno de los dos protagonistas pero he de confesar que fracasé en mi intento ya que no pude evitar empatizar mucho más con Antonio que con Ángela aunque no sabría decir bien por qué pero sus razonamientos y conclusiones se acercaban mucho más a mi forma de ver las cosas que los de Ángela.

Con una prosa sin mácula, bella, el autor nos conducirá por los tortuosos caminos que recorre eso que llamamos amor y nosotros no podremos evitar plantearnos muchas preguntas y reflexionar sobre ellas: ¿es verdad que el amor es para siempre? ¿que el amor todo lo cura? ¿que con amor se puede solucionar cualquier cosa? o, por el contrario, ¿el amor tiene fecha de caducidad? ¿cuando la pasión se acaba, el amor acaba con ella? ¿la rutina es la enemiga del amor?

Feliz final es una novela real como la vida misma, con unos personajes de carne y hueso como cualquiera de nosotros que nos muestran el fracaso de su relación amorosa y también los momentos felices de esta, una relación que podría ser el reflejo de la de muchas personas. Con una estructura arriesgada y original, Isaac Rosa consigue ganarse al lector con su prosa elegante con la que logra transmitirnos los sentimientos de Antonio y Ángela y hacernos partícipes de su dolorosa ruptura. Una novela que me ha gustado mucho pero que no sé si será del agrado de todo el mundo porque es una novela especial en muchas cosas.

 

 

Martes, 31 de octubre de 1989. El policía Marius Larsen se jubila en apenas una semana y el destino le lleva a una casa apartada en la que encontrará una de las masacres más grandes que ha visto en su larga vida como policía y, sin pretenderlo, será partícipe también de ella. Una escena muy potente para iniciar esta novela con la que el autor capta de inmediato la atención del lector para no soltarla hasta casi haber llegado al final.

Actualidad. La inspectora Naia Thulin de la Unidad de Homicidios de la policía de Copenhague tiene pensado pedir el traslado a la Unidad de Delitos Tecnológicos debido a que los últimos meses en su unidad han sido bastante anodinos para ella. Mark Hess ha sido expulsado de Europol y devuelto a la ciudad que le vio nacer como policía y donde tendrá que purgar los errores cometidos en su pasado reciente. Se decide que ambos sean compañeros y, sin apenas tiempo para saludarse, son requeridos por su superior para hacerse cargo de un caso espeluznante: han encontrado a una mujer brutalmente asesinada en un parque de juegos junto a una figura que representa un hombre de castañas. Este sería un asesinato más sino fuera por el hecho de que en dicha figurita se hallan las huellas de Kristine Hartung, hija de la ministra de Asuntos Sociales Rosa Hartung, desaparecida un año atrás y a quien todos creían muerta ya que un hombre confesó el crimen y está pagando en la cárcel por ello. La noticia corre como la pólvora y levantará un gran revuelo debido al carácter público de la ministra y al hallazgo de otra figura de castañas con la misma huella en otra víctima. ¿Se puede decir con absoluta seguridad que la huella es de Kristine? ¿Podría estar viva la niña? ¿El asesino confeso se lo inventó todo? Estas serán algunas de las muchas preguntas que se harán los personajes de la novela y nosotros con ellos.

Sobre estos mimbres Sveistrup construirá una historia sólida en la que se entremezclan varias tramas que despistarán al lector y así seguirá hasta prácticamente el final de la novela cuando todas confluirán en un final que dejará atados todos los cabos que creíamos sueltos. Una historia que va de menos a más, que nos irá dejando miguitas para que intentemos seguir el camino que nos va trazando el autor. Un narrador omnisciente será el encargado de conducirnos por los muchos recovecos de esta historia y lo hará con capítulos muy cortos y con un lenguaje sencillo, sin demasiados artificios que consigue atrapar al lector y centrar su atención en lo que nos cuenta más que en cómo lo cuenta. Los capítulos breves, el lenguaje de fácil comprensión y la abundancia de diálogos imprimirán a la narración un ritmo ágil aunque no frenético. La ambientación también contribuirá a esta sensación de agilidad ya que la trama va cambiando de escenarios muy rápidamente y, debido a las descripciones de estos que sin ser excesivas son suficientes, seremos capaces de situarnos en todos ellos.

Si hablamos de personajes tengo que decir que su protagonista femenina no ha acabado de gustarme, no he empatizado con ella: no me han gustado sus formas, tampoco sus métodos. Me ha parecido fría, estúpida y egoísta. Por otro lado con su compañero Mark Hess me ha pasado justo lo contrario, me ha gustado mucho: es un personaje que aunque al principio parece misterioso e incluso pasota, va evolucionando ante nosotros y desvelando poco a poco su verdadero carácter y, sobre todo, su gran valía como investigador y policía.
Hay muchos otros personajes en la novela que merecerían mención pero no es posible nombrarlos a todos, solo diré que están muy bien perfilados, todos ellos esconden sorpresas al lector y cumplen a la perfección su papel.

Denuncia social, venganza, odio, relaciones familiares, traumas del pasado que nos persiguen hasta el presente serán los temas que pueblen esta novela que, como ya he comentado, está llena de recovecos, de rincones en los que nos esperan muchas sorpresas y giros totalmente inesperados. Una investigación muy bien llevada (y contada) que me ha hecho disfrutar e interesarme más si cabe por la trama de la novela.

No puedo acabar esta reseña sin un pequeño "pero" aunque creo que es más una apreciación personal que algo intrínseco a la novela: a partir del momento en el que supe quién era el malo parece que perdí algo el interés, se me hizo la lectura más lenta y algún acontecimiento de los que ocurrieron me pareció poco creíble, no sé si alguno de los que la habéis leído os ha pasado también.

El caso Hartung es un thriller en toda regla. Una historia con una trama sólida de la que se derivan varias subtramas que se desarrollarán paralelas en el tiempo hasta confluir en un final que deja todos los cabos atados. Unos personajes bien construidos y una investigación bastante realista hacen de esta una novela que merece mucho la pena leer y que creo que dará mucho que hablar en los días venideros. 

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Louise Williams es decoradora, está divorciada y comparte la custodia de su hijo Henry con su exmarido Sam; no tiene mucha vida social, si acaso las reuniones con su amiga Polly quien la ayuda haciendo de canguro de su hijo.

Louise no es muy amante de las redes sociales, es una usuaria ocasional que un día mientras está trabajando recibe un correo electrónico; está convencida de que es de un cliente y cuando lo abre se queda pasmada ya que no es un mensaje de un cliente sino de Facebook el que se le requiere que acepte o rechace una invitación de amistad que reza: "Maria Weston quiere ser tu amiga". Hasta aquí sería todo normal si no fuera porque Maria desapareció hace mucho tiempo y casi todo el mundo la da por muerta. Enseguida nos damos cuenta de que Louise tiene algo que esconder que le pesa como una losa y de que este mensaje va a poner patas arriba la tranquila y organizada vida de la que disfruta.

Por si este mensaje no fuera ya raro por sí solo, pocos días después le llega otro invitándola a una reunión de antiguos alumnos del instituto al que iban ella y Maria; aunque al principio no sabe muy bien qué hacer con las dos invitaciones, al final decide armarse de valor y aceptar ambas pensando que de esta forma tal vez pueda encontrar las respuestas a las preguntas que llevan más de veinticinco años atormentándola. 

Será la voz protagonista de Louise la que nos acompañe en nuestra lectura mostrándonos momentos de su vida presente en 2016 y contándonos también lo que ocurrió en el año 1989, año en el que Maria desapareció. Los capítulos son cortos y aunque a mí me costó un poco meterme de lleno en la lectura cuando lo hice las páginas volaban en mis manos gracias a la agilidad del ritmo conseguido por la autora con la abundancia de diálogos, el lenguaje sencillo y claro y la intriga de no saber bien por qué derroteros quería llevarme.
Junto a estos capítulos narrados por Louise, encontramos otros  contados por un narrador omnisciente y escritos en cursiva que nos relatan momentos de la vida de una mujer que me tuvieron totalmente despistada y en ascuas hasta el final de la novela. ¿Quién será esta misteriosa mujer? ¿Por qué la autora nos hace partícipes de estos momentos? Estas preguntas y algunas más que se irán presentando ante nosotros quedan respondidas satisfactoriamente al final de la novela y es en ese momento cuando el lector vuelve a leer los capítulos en cursiva para entender mejor su función en esta historia.

Aunque son varios los personajes que desfilan por esta novela y que tienen su dosis de protagonismo, no llegaremos a conocerlos más de lo que lo hace la propia protagonista ya que es ella la que nos da su punto de vista en toda esta historia. A pesar del poco conocimiento que tenemos de ellos, algunos me han gustado, otros me han caído realmente mal y un par de ellos me han mareado durante la lectura hasta que han descubierto su verdadera cara. Louise, la absoluta y total protagonista, me ha parecido una mujer tranquila, solitaria, marcada por un hecho del pasado que vuelve a su presente para hacer de este un calvario para ella y que la hace dudar de todo, de todos, incluso de ella misma. En algunos momentos me ha dado mucha pena la situación tan asfixiante por la que estaba pasando. En general me ha gustado su personaje y la manera en la que la autora la muestra al lector.

Sin duda lo que más me ha gustado y me ha sorprendido a partes iguales de esta lectura que hoy nos ocupa ha sido el final, un final que no se intuye, totalmente sorpresivo que nos deja con la boca abierta y nos hace entender mejor algunos de los hechos de los que hemos sido partícipes a lo largo de la lectura.

Maria quiere ser tu amiga es un buen thriller, con un ritmo ágil que se acelera a partir de la mitad de la novela y con un final sorprendente que es, sin duda, lo que más me ha gustado de todo. Una trama que enfrenta el presente y el pasado de una mujer que la obliga a andar hacia delante para descubrir los secretos que llevan años enterrados y así poder disfrutar de su futuro. 

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Desde muy pequeña Annabelle Granger está acostumbrada a huir, a cambiar de casa, de ciudad de residencia e incluso de nombre y apellido cada pocos años; no sabía por qué pero tampoco se lo preguntaba, para ella lo normal era ver a sus padres siempre con la maleta preparada para partir. Ahora, sola en el mundo, ha decidido echar raíces, permanecer en un mismo lugar y mantener el mismo nombre. Vive en una pequeña casa en Boston con la única compañía de su perra, dedicada a su trabajo, con pocas relaciones sociales y mirando siempre por encima del hombro sin saber muy bien por qué o a qué.

Bobby Dodge hace poco que es detective de la policía estatal de Massachusetts cuando su antigua amante, la detective de Boston D.D. Warren lo llama para que la ayude en el escenario de un crimen: se han encontrado seis cuerpos de mujer momificados. Bobby pensaba que habían atrapado al asesino hace años, que estaba muerto, que podía olvidarse de él pero ahora sus desvelos vuelven a aparecer.

El nexo de unión que encontramos entre Annabelle y Bobby es el hallazgo de un colgante en uno de los cuerpos con el nombre de Annabelle grabado en él. Será a partir de este descubrimiento cuando sus caminos se crucen para continuar unidos en una investigación que no les dará tregua, que les hará esforzarse al máximo, afrontar sus peores miedos para así poder llegar a resolver el caso.

Dos serán las voces narrativas que nos guíen por esta historia; por un lado será Annabelle la que nos cuente en primera persona sus recuerdos de la niñez así como también sus preocupaciones, anhelos, miedos y sentimientos actuales. Para mí es sin duda el personaje de la novela y creo que el hecho de que sea ella la que nos cuente sus experiencias la hace aún más interesante y permite que empaticemos mucho más con ella. Un narrador omnisciente será el que nos vaya dando los detalles de lo ocurrido y de la investigación que es llevada a cabo por nuestros protagonistas. Los diálogos abundan superando a la narración cosa que junto a una prosa concisa y sencilla dota a la novela de una gran agilidad que hace que sus páginas vuelen en nuestras manos; una ambientación muy realista que propicia que el lector se sitúe perfectamente en cada uno de los escenarios en los que transcurre la acción. Todo ello nos adentra poco a poco en una historia perfectamente hilada, con muchos interrogantes, giros inesperados y mucha intriga que llegará a su punto culminante al final de la novela cuando se conteste a todas las preguntas que nos hemos estado haciendo desde casi la primera página. 

Como ya he comentado la protagonista total y absoluta de la novela es Annabelle Granger. Me ha gustado mucho esta mujer: con una infancia como poco inusitada, con recuerdos que no llega bien a comprender e inmersa en una gran soledad, Annabelle consigue darle la vuelta a su vida y vivirla casi como le gustaría y digo casi porque siempre le queda el temor de no saber si aún debe esconderse de lo que la perseguía de pequeña. Cuando su nombre se ve envuelto en la investigación, lejos de esconderse y huir decide afrontar sus miedos y ayudar a la policía en la investigación ya que así sabe que se ayudará a sí misma.

Bobby Dodge tampoco va a la zaga de Annabelle. Un antiguo caso sacudió su carrera hasta el punto de casi hacerla desaparecer. Ahora empieza una nueva etapa en la policía estatal pero los fantasmas de su pasado, esos que le hicieron perderlo casi todo vuelven para atormentarlo. Como Annabelle, él tampoco se amilana y decide dedicar todos sus esfuerzos para descubrir y detener de una vez al culpable de esos horrendos crímenes.

Escóndete es un thriller en el sentido amplio de la palabra. Unos personajes fuertes y perfectamente delineados, un ritmo frenético, multitud de enigmas y giros en una trama muy cohesionada nos llevarán a una resolución inesperada que es el perfecto broche final para esta novela. Una novela que me ha gustado mucho y que os recomiendo leer porque estoy segura de que vais a disfrutar mucho con ella. 

 

 

Reina es una mujer independiente en el sentido amplio de la palabra; tiene un trabajo que le encanta en el que es su propia jefa y que le reporta grandes beneficios económicos, un hijo, Alberto, por el que siente una pasión ilimitada, un marido al que ama y un exmarido que no llega a dejar atrás.

Reina también tiene un amante y es con él con quien está en un hotel de Bucarest cuando recibe una llamada de Barcelona portadora de malas noticias: algo grave ha pasado en casa y necesita volver urgentemente. Sin pensar en nada más que en llegar cuanto antes a su ciudad natal y tomar el mando de la situación como acostumbra, recoge sus cosas y se dirige al aeropuerto, olvidándose del trabajo que la ha llevado hasta allí y del amante que la ha acompañado.

Europa está siendo asolada por una terrible ola de frío y, al llegar al aeropuerto, se encuentra con que está cerrado y no saldrá ningún vuelo hasta que no amaine el temporal y es aquí donde el verdadero viaje de Reina comienza, aunque no será el viaje que ella esperaba sino otro más profundo, más íntimo que la llevará a repasar su vida, sus acciones y las consecuencias de estas, a hacerse preguntas e intentar encontrar respuestas...en definitiva, un viaje al interior de sí misma en el que el lector será su fiel compañero.

La novela se inicia con una carta enviada a Reina por Leandro Vives, profesor universitario especialista en crítica feminista y en escritoras de la Segunda República, pidiéndole su colaboración para avanzar en una investigación que está llevando a cabo. Aunque la correspondencia intercambiada por ellos es escasa en el desarrollo de la novela, parece que abre una puerta a otra historia de la que supongo que sabremos más en la segunda parte de esta bilogía y que ya os digo que promete mucho.

Hablar de la prosa de Care Santos es hablar de una prosa elaborada en su sencillez, muy cuidada y también extremadamente bella. Con ella la autora es capaz de transmitir al lector los sentimientos más íntimos de sus personajes, en este caso de Reina, hasta conseguir que los hagamos nuestros y los sintamos casi con la misma intensidad con la que lo hace nuestra protagonista. Será un narrador omnisciente quien con un ritmo pausado, sin prisas, nos acompañará en el camino que iniciamos junto a la protagonista en pos de encontrar respuestas a las muchas preguntas que se han ido quedando en el tintero con el tiempo. No será este un camino fácil sino uno lleno de altibajos, en el que los sentimientos y las sensaciones de Reina nos llevarán a pensar que estamos en una montaña rusa, con momentos en los que se verá capaz de cualquier cosa y otros en los que le gustaría enterrar la cabeza en el suelo como si de una avestruz se tratara. Toda esta vorágine de sensaciones se verá acrecentada en ocasiones por la sensación de claustrofobia a la que nos lleva el encierro forzoso de nuestra protagonista en el aeropuerto, la urgencia y ansia que tiene por llegar a España y la impotencia que sufre al ver que pasan las horas sin conseguirlo.

Como habréis podido intuir a estas alturas de la reseña, la protagonista total y absoluta de la novela es Reina Gené, una mujer independiente, fuerte en apariencia aunque a veces esa fortaleza es la fachada tras la cual esconde sus debilidades e inquietudes. Una mujer que, en mi opinión, cedió y tomó una decisión equivocada que ha marcado su vida desde entonces. Una madre preocupada por su  hijo adolescente que no puede evitar preguntarse qué ha hecho mal, que no sabe bien cómo afrontar la situación que tiene ante sus ojos pero que no duda en reponerse y buscar soluciones.

Todo el bien y todo el mal es una novela que te hace reflexionar sobre muchos temas que están presentes en nuestro día a día y a los que no les damos la importancia que merecen. Una novela escrita con una gran sensibilidad, una prosa bella y un ritmo relajado que nos brindará una lectura muy agradable y que recomiendo sin dudar porque he disfrutado mucho con ella.

 

Marni Mullins, una conocida tatuadora, está metida de lleno en su trabajo en una convención pero llega un momento en el que siente ganas de respirar aire fresco; cuando sale del recinto y busca un lugar tranquilo y apartado para relajarse, encuentra un cadáver en un contenedor; este momento marcará un antes y un después en su vida.

Por su parte, Francis Sullivan acaba de ser ascendido aunque no todo el mundo está de acuerdo ni cree que haya sido por méritos propios. El hallazgo de este cadáver es su oportunidad para hacerse valer y demostrarle a todo el mundo, empezando por él mismo, que es perfectamente capaz de desempeñar el trabajo que requiere su nuevo puesto; también este será un momento que marcará su vida.
Las vidas de estos dos personajes se cruzarán al comienzo de la investigación e irán unidas hasta el final de la misma ya que ambos se necesitan para llegar al fondo de este hecho y descubrir al culpable.

Cincuenta y nueve son los capítulos en los que se divide esta novela que está contada por un narrador omnisciente desde el punto de vista de sus tres principales protagonistas, a saber, Francis Sullivan, Marni Mullins y Rory Mackay, compañero de Francis que desconfía de las capacidades y méritos de este. Junto a estos capítulos encontramos otros diecisiete escritos en cursiva y narrados en primera persona por el propio asesino quien nos irá contando lo que siente y sus motivos para hacer lo que hace.

La prosa de la autora es sencilla, sin demasiados artificios, que junto a la corta extensión de los capítulos que componen la novela dotan a esta de un ritmo muy ágil, en ocasiones frenético, que hará que dejar de leer sea una tarea difícil para el lector; la intriga y el suspense se unen para crear en nosotros la necesidad de saber más página tras página.

Un punto muy interesante de esta novela se adivina ya en su título y es que la autora nos introduce de lleno en el mundo del tatuaje y lo hace de una forma didáctica y amena. Personalmente no soy muy aficionada a ellos y es bastante improbable que alguna vez alguno marque mi cuerpo pero he de reconocer que me ha parecido muy interesante todo lo que rodea a ese mundo, el saber que dependiendo del tipo de tinta, de dibujo o simplemente por el trazo es posible saber quién ha realizado un trabajo u otro. Todo esto lo aprenderemos de Marni Mullins y será crucial para la investigación que se está desarrollando en la ciudad inglesa de Brighton y que nos llevará a un final sorprendente por lo inesperado que me ha dejado boquiabierta.

El ladrón de tatuajes es un thriller de esos que no te dan un respiro más bien al contrario, es de esos que en algunos momentos te dejan sin aliento. Una novela que trata un tema desconocido para mí que me ha parecido muy interesante, con unos personajes bien perfilados, con más sombras que luces, y un final muy bueno con una gran sorpresa, de esos finales que te dejan un muy buen sabor de boca.

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