El cadáver de una joven es hallado cerca del río Támesis y todos los ojos miran a su vecino el señor Wolphram, un profesor retirado cuya solitaria vida es un misterio para sus vecinos. Ander Widdowson, encargado del caso junto a su compañero Gary, entra en la sala de interrogatorios y reconoce en el detenido a su antiguo profesor. El detective no entiende cómo ha podido ser detenida una persona con la calidad humana y moral de Wolphram, hay algo que le dice que pueden estar equivocados así que se dejará la piel para descubrir la verdad.

Nos encontramos ante una narración no lineal en la que se mezclan los acontecimientos ocurridos en el presente centrados en la investigación del asesinato de la joven con las vivencias y recuerdos de la estancia de Ander Widdowson en Chapleton College. La parte referida al presente será narrada en primera persona por el detective mientras que el autor utiliza a un narrador omnisciente para relatar los hechos del pasado. La narración predomina claramente sobre el diálogo durante toda la novela en la que vamos a encontrar una prosa rica, repleta de matices, metáforas y acertadas descripciones; todo ello hace que el ritmo de la novela sea más lento de lo que estamos acostumbrados en las novelas de este género y he de reconocer que, al principio, ralentizó mi lectura aunque una vez me metí de lleno en ella fui incapaz de soltarla.

Muchos  son los temas que se tratan en esta novela pero hay dos que destacan por encima de los demás: la estricta educación inglesa de los años 80 y la manipulación de los acontecimientos que hace la prensa.

Asistiremos a un retrato de la vida en Chapleton College un distinguido internado inglés en el que la rigidez educativa se lleva al extremo y se nos hará partícipes de situaciones de acoso tanto por parte de alumnos como de los profesores, actos muy desagradables y reprobables que nos pondrán los pelos de punta. También nos proporcionarán datos para poder juzgar la actitud del profesor y de antiguos profesores y alumnos que coincidieron con él en el colegio y que ahora pretenderán subirse al carro de la popularidad.
Esto último nos lleva al otro tema que domina la novela y es la actitud de la prensa en todo este asunto. Unos periodistas que quieren un culpable y deciden quién va a ser su víctima: ellos señalan y arman todo un caso alrededor de una persona sin tener ningún dato real que apoye su teoría. No dudan en pagar si es necesario a falsos testigos o a personajes sin escrúpulos que conocieron al detenido treinta años atrás. El todo vale está a la orden del día pasando por encima de la presunción de inocencia.

Los personajes principales de la novela, es decir, Ander Widdowson y el señor Wolphram están muy bien perfilados. El autor ahonda en su psicología y a través de sus diálogos y reflexiones nos obliga a pensar atentamente en los temas tratados en la novela. Son personajes que no nos dejarán indiferentes ya que serán capaces de transmitirnos su soledad, su aislamiento social, sus temores, sus lealtades, en definitiva, son personajes reales que se encuentran inmersos en una situación que requiere de todo su autocontrol para no verse sobrepasados por ella.

Echadme a los lobos, este título es una clara referencia a la voracidad de la prensa amarilla, es una buena novela negra. Basándose en un hecho real que le tocó vivir de cerca, el autor construye un relato en el que subyace una feroz crítica a la prensa sensacionalista así como también la rigidez del sistema educativo inglés que en muchos casos puede desembocar en acoso. Unos personajes fuertes  y una prosa elegante y cuidada nos llevarán a un final inesperado. Es una lectura que estoy segura de que los amantes del género disfrutarán mucho. 

Imagen tomada de Google

Mateo Romano, policía al frente de la Brigada de Investigación Criminal de Vigo, se enfrenta a un mes de diciembre que tardará mucho tiempo en olvidar y será consciente de ello en el momento en el que pone un pie en el escenario del crimen cuya investigación le ha sido asignada. A los pocos días, al aparecer nuevos cadáveres, la ira, la desazón y la preocupación por localizar cuánto antes a la bestia que los ha cometido crecen en Mateo y su equipo quienes no pararán hasta descubrir al culpable y hacerle pagar por ellos.

Después de leer las primeras páginas de esta novela sabemos ya que no nos va a dejar indiferentes; tiene un inicio de esos que te pegan un puñetazo en el centro del pecho pero aun así te obligan a seguir leyendo. No os voy a engañar, no es una novela fácil de digerir debido a las escenas espeluznantes que se nos describen en ella, algunas de las cuales no son aptas para estómagos sensibles, y que hacen que nuestra mente no pueda evitar imaginarlas, lo que las hace aun más duras.

Dividida en tres partes acompañadas de dos epílogos, la historia pasa ante nuestros ojos de una manera fluida debido al lenguaje sencillo y directo utilizado por el autor así como a la abundancia de diálogos que encontramos durante la narración. Esta será llevada a cabo por varios narradores lo que nos dará, en algunos momentos, distintas perspectivas de lo que está ocurriendo y, en otros, más información de la que tienen los propios protagonistas de la novela. Mateo, el inspector encargado del caso, nos irá narrando el transcurso de las investigaciones y el sentir de todos los participantes en ellas. Por otro lado, encontramos varias narraciones en tercera persona centradas en personajes de la novela en las que conoceremos su situación y los sentimientos que esta le provoca a cada uno de ellos. Esta alternancia de narradores unida a la abundancia de diálogos que antes señalaba hacen que la novela tenga un ritmo muy ágil, llegando a ser frenético según nos acercamos al final de la misma, que consigue crear en el lector una gran expectación sobre qué es lo que vendrá después.
La ambientación me ha parecido muy buena; el autor no se va a recrear en dibujarnos el paisaje de la zona, ni vamos a imaginarnos paseando por las calles de la ciudad, sino que va a describir los escenarios en los que tienen lugar las torturas y los crímenes; estas descripciones serán tan minuciosas que nos será imposible no sentir la oscuridad y la humedad de los lugares en los que estos se cometen y comprenderemos así a la perfección la angustia y el miedo de las víctimas.
Además de asistir a la investigación de los crímenes en el presente, también conoceremos hechos ocurridos en el pasado que serán de gran importancia para la trama. Esta línea temporal referida al pasado tiene pasajes de una dureza tal que provocarán más tarde en el lector sentimientos encontrados. 

Los personajes son muy buenos y todos ellos están muy bien perfilados, tanto que el lector podrá entender la motivación y la forma de actuar de todos ellos como también crearse una opinión de los mismos. Casi todos ellos tienen sombras que la historia irá sacando a la luz dejándolos al descubierto ante nosotros para que emitamos nuestro veredicto sobre ellos.

Un fuego azul es una buena novela. Una novela que, aunque trata un tema que no es nuevo para los que estamos acostumbrados a leer este género, está tan bien estructurada y cohesionada que engancha al lector desde el comienzo con unos personajes maravillosos y un final que le hace justicia a todo lo narrado. Una lectura que os recomiendo sin ninguna duda.

Imagen tomada de Google

El cadáver de una joven aparece dentro de una esfera hecha de ramas en una zona poblada de árboles y la sargento Portabella junto con su ayudante Xavier Tarrós serán los encargados de desentrañar esta misteriosa muerte.

En un hotel de lujo de Barcelona aparece asesinado Egbert Broen, vicepresidente del Deutsche Bundesbank, quien con su último aliento de vida intentó hacer desaparecer la palabra Otoño que llevaba tatuada en la ingle. ¿Qué lleva a un hombre a hacer algo así en sus últimos momentos de vida? ¿Qué significa dicho tatuaje? El equipo de Arcadi Veudemar tendrá que dar respuestas a estas preguntas.

En otro lugar de la ciudad, Édgar Brossa, un periodista sumido en la miseria, recibe la llamada de su amigo Aniol Montbell; su hermano Ireneu es un famoso novelista desaparecido sin dejar rastro un año antes cuando estaba a punto de publicar su nueva novela. Aniol confía en que Brossa le ayude a saber qué paso.

Estas son las tres tramas de las que se sirve el autor para tejer una de esas historias que sumen al lector en la incertidumbre y el desasosiego. De la mano de un narrador omnisciente iremos transitando por ella y disfrutando a la vez de un lenguaje cuidado hasta el más mínimo detalle,  con descripciones y comparaciones que embellecen estas letras y un ritmo sostenido que nos mantendrá expectantes ante lo que va a ocurrir. Seguiremos paso a paso las pesquisas e interrogatorios para descubrir a los culpables, las tramas se irán acercando hasta llegar a confluir en un final sorprendente que dejará todos los cabos atados y resolverá todas nuestras preguntas.

El punto fuerte de esta novela, sin desmerecer la trama en ningún momento, son sus personajes. Unos personajes fuertes, algunos de ellos muñecos rotos intentando recomponerse, a través de los que el autor trata temas que están a la orden del día en la sociedad en la que vivimos. Ivet Portabella es una mujer cerca de la sesentena, solitaria, perdida en un amor de juventud que duró lo que un suspiro, con la única compañía de Mel, su perro agonizante. Édgar Borrás perdió todo lo que tenía y se ve obligado a ir a un comedor social para poder llevarse algo a la boca; la vida le ha dado un duro golpe y está a punto de claudicar cuando una llamada de teléfono cambia por completo su vida. Xavier Tarrós era Eva; ha pasado por un largo proceso para llegar a ser quien quiere ser pero la gente de su barrio no olvida y sufrirá los abusos y humillaciones de los intolerantes que pueblan su calle que le harán preguntarse si de verdad podrá ser el hombre que siempre ha sentido que es.

Las redes sociales y su repercusión en nuestras vidas también tendrán su lugar en estas páginas: muchas veces nos deshumanizan, nos engañan y, paradójicamente, un personaje de la novela se servirá de ellas para denunciar los defectos  y carencias de las mismas. No falta la crítica al mundo editorial que tomará forma con las circunstancias que llevaron a Borrás a estar donde se encuentra ahora.

Otoño lejos del nido es una novela negra en la que la denuncia social cobra mucho protagonismo. Una historia bien urdida y cohesionada, unos personajes con mucha personalidad y una prosa maravillosa con la que el autor consigue transmitirnos todos los sentimientos de sus personajes, esa rabia que convive con ellos y que nos golpea a nosotros también; ha sido un auténtico placer leer esta novela. Así que solo puedo deciros: leédla, no os arrepentiréis.

Fuente: Duomo

Darío II vio como el segundo de sus hermanos asesinaba al primogénito para alcanzar el trono y eso mismo hizo él para proclamarse rey. Ahora tiene dos hijos, Artajerjes y Ciro y se ve en la obligación de decirle al primero que asesine a su hermano a su muerte para evitar la traición de este. A la muerte de Darío II, Artajerjes ordena la ejecución de su hermano pero la intercesión de la reina Parisátide, madre de ambos, evita el fratricidio. 

Ciro, que será el protagonista de la primera parte de esta novela, se aleja de la corte con la excusa de comandar los ejércitos persas de los que es el máximo responsable. Pero su intención es otra por lo que contrata a mercenarios espartanos y griegos para luchar por el trono de Persia.

La segunda parte de esta historia estará protagonizada por Clearco y Jenofonte. Clearco era un general y mercernario del temido ejército espartano; se ha ganado el respeto de sus hombres y también el del príncipe Ciro y será el responsable de guiar al ejército mercenario de vuelta a su amada Grecia. Las cosas no van como se esperaba y será el joven Jenofonte, discípulo de Sócrates, quien tendrá que asumir tan ardua y peligrosa tarea.

Con su característica forma de narrar la Historia, Conn Iggulden va relatando los pasos que dieron estos tres hombres para intentar tomar el trono de Persia. Asistiremos a los debates sobre qué tácticas serán las adecuadas para ello, a las dudas y temores que en ocasiones atenazan sus músculos, a la valentía con la que afrontan las batallas aun encontrándose en gran desventaja y, finalmente, a la dignidad con la que aceptan la derrota y las penurias que han de pasar para conseguir retornar a su amada patria.

La narración predomina claramente sobre el diálogo en esta novela pero no nos encontramos ante una novela espesa y pesada de leer sino todo lo contrario: el lenguaje utilizado por el autor es sencillo  y la forma de relatar los  hechos es muy amena, consiguiendo así que el ritmo y nuestro interés por la historia no decaigan en ningún momento. Nuestros personajes caminarán largas horas por las polvorientas arenas del desierto, sin apenas un bocado que echarse a la boca y con muy poca agua; seremos testigos de las dificultades que tiene el príncipe Ciro para conseguir oro que financie su guerra cuando Tisafernes, su antiguo tutor ahora convertido en el brazo ejecutor de su hermano, le niegue las prerrogativas reales que le permitían conseguir dinero de los prestamistas de las ciudades. Asistiremos a batallas aunque no son tan numerosas como cabría esperar dado el tema que es tratado; batallas en las que los enemigos se atacan con ferocidad, sin piedad, en las que no gana el que es más fuerte sino el mejor estratega. Y todo esto lo viviremos como espectadores privilegiados de primera fila gracias a la gran ambientación que enmarca esta novela.

Los personajes principales están muy bien delineados y alguno de ellos conseguirá que cambiemos totalmente nuestra opinión sobre él a lo largo de la historia. Artajerjes se nos presenta como un muchacho débil, más dedicado a los asuntos del Estado que a los de la guerra pero, consciente de su responsabilidad para con su pueblo, pasa sus días entrenando duramente y nos sorprenderá cuando lo volvamos a encontrar transformado en un fornido guerrero y no seremos solo nosotros los sorprendidos. Por su parte, su hermano Ciro ha nacido para la guerra; no conoce otra cosa desde muy pequeño y es un gran líder y estratega; infravalora a su hermano a quien lleva años sin ver, es impulsivo y temerario, cualidades valiosas en un guerrero aunque a él le saldrán caras. Clearco es un personaje que me ha encantado: un hombre valiente, leal a los suyos hasta más allá de la muerte, respetuoso con aliados y enemigos, el gran líder de los espartanos, el que los hace ser una única alma. Jenofonte se alista en el ejército huyendo de su Atenas natal; simpatizante de los espartanos, enemigos históricos de los atenienses, por azares del destino tendrá que liderar a aquellos hasta el mar y por consiguiente, la libertad. Precisamente el autor se basa en Anábasis, la obra de Jenofonte, para sustentar su novela. No puedo dejar de nombrar a Tisafernes, el personaje al que más he odiado de toda la novela: un hombre cobarde cuyas lealtades van cambiando según quien ostente el poder, un hombre que se recrea en hacer el mal al prójimo y se escuda en los demás para justificar sus actos.

El Halcón de Esparta es una buena novela histórica que nos relata hechos acaecidos hace siglos que hará las delicias de los amantes del género. La historia está narrada de una forma viva y amena, con unos personajes bien trazados y una ambientación muy buena que mantendrá nuestra atención e interés hasta el final. Una novela que refleja el modo de pensar y de vivir de la antigua Persia y que no dudo en recomendaros.