Fuente: contraportada 

Esta es una de esas reseñas que cuesta escribir y con la que a priori sé que no voy a quedar satisfecha; me ha gustado tanto esta novela que cualquier cosa que escriba se va a quedar muy, muy corta, pero lo voy a intentar.

Helena Guerrero es una pintora de éxito internacional que a sus casi setenta años arrastra un gran pesar de su pasado. Residente en Australia, está preparando su viaje a España para asistir a la boda de su nieta y acaba de realizar una terapia psicólogica llamada constelación (terapia centrada en sacar a la superficie los traumas inconscientes de una persona por medio de su escenificación por parte de las demás personas del grupo) prácticamente obligada por Carlos, su pareja. Esta terapia, a la que ella no le tenía mucha fe, la deja algo tocada y le hace volver a preguntarse sobre acontecimientos de su pasado: su hermana mayor, Alicia,  fue asesinada cuarenta años atrás y Helena todavía arrastra un profundo sentimiento de culpa y la desazón que le produce que el caso no fuera debidamente esclarecido. Su cuñado Jean Paul del que no sabe nada desde la muerte de su hermana se pone en contacto con ella para hablar también del pasado convirtiendo así el viaje de Helena en un camino cuesta arriba que sabe que tiene que recorrer aunque no tenga fuerzas ni ánimos para ello.

El color del silencio se estructura en 22 capítulos sin título pero con el lugar y la fecha en los que se desarrollaron los acontecimientos que un narrador omnisciente nos narrará en ellos. Antes de la mayoría de ellos encontramos capítulos más cortos, de apenas un par de páginas, siempre titulados La caja en la que se nos describen con todo detalle fotografías de épocas pasadas relacionadas con el relato que viene a continuación. Para poner el broche final a esta novela encontramos un epílogo que completará y cerrará una magnífica historia.

Durante la lectura de esta novela vamos a visitar distintos lugares y épocas como Madrid en la actualidad, Valencia en los años 30 y Marruecos en un período de tiempo más largo, desde 1940 a 1970 más o menos; pero donde más tiempo pasaremos y personalmente el lugar que más me ha gustado ha sido La Mora, la casa que la familia posee en Rabat y donde pasaron los mejores y también los peores momentos de su vida. Las descripciones que nos regala Elia de esta casa son maravillosas; cada rincón de la casa y de su idílico jardín está delineado al detalle, con una prosa muy cuidada, que te hace partícipe de esos lugares y te convierte en espectador invisible de los hechos allí ocurridos.
Las líneas temporales que cobijan esta historia son básicamente tres: los años 30, principalmente finales de 1935 y 1936 cuando tuvo lugar la Guerra Civil española, momento histórico muy relevante para los españoles en general y para la familia Guerrero en particular ya que Gregorio, el padre de Helena, era militar; el verano de 1969 cuando tuvo lugar el asesinato de Alicia, la hermana de Helena, y las grietas que amenazaban con romper a esta familia acabaron por abrirse para hacerla añicos y la época actual cuando Helena se acercará algo más a su familia y también a sus orígenes, investigará y llegará al fondo de todas esas cuestiones que la han atormentado durante casi toda su vida.

No voy a extenderme hablando de los personajes porque me parece muy importante que el futuro lector los vaya descubriendo poco a poco aunque sí que apuntaré que estamos ante una novela coral cuya historia irá fluyendo al hilo de los recuerdos y los descubrimientos que va haciendo Helena y nos irá presentando a un variado elenco de personajes muy interesantes. Los personajes principales están muy bien desarrollados, con unas personalidades definidas y es fácil empatizar con ellos y con los acontecimientos que se ven obligados a vivir. Pero El color del silencio no es solo una novela coral sino que también nos narra distintos hechos históricos, algunos de ellos poco conocidos, y con ellos dibuja a la sociedad española de cada una de las épocas por las que transita; por ello podemos decir que estamos también ante una novela histórica que refleja el pensamiento, las inquietudes, los secretos y temores de una sociedad golpeada por la guerra y dirigida después por el franquismo.

No conocía la pluma de la autora y ha sido un auténtico placer sumergirme en ella; en esta novela vamos a disfrutar de una prosa sencilla pero cuidada, elegante, con unas descripciones magníficas donde no falta ni sobra nada. La narración y el diálogo van a la par y ello contribuye a hacer de esta una lectura fluida que atrapa y envuelve al lector en esta historia y le hace disfrutar de una lectura agradable que le despertará todo tipo de emociones y sentimientos.

El color del silencio y la maravillosa prosa de su autora, Elia Barceló, es una novela que hay que leer; tanto si os gusta el género como si no sois muy aficionados a él, con ella gozaréis de una historia que abarca multitud de temas que he preferido no desvelar en la reseña por no dar detalles de más, viviréis momentos duros, bastantes pero también momentos agradables; viajaréis a Marruecos y querréis quedaros en La Mora paseando por su maravilloso jardín para, cuando acabéis la lectura, daros cuenta de que habéis disfrutado de una historia de vida, con todo lo que ello significa, una historia redonda, casi perfecta (ya sabemos que la perfección no existe), escrita con mucho mimo y con gran delicadeza.

Inés gracias otra vez por el regalo y por los momentos que este me ha regalado. Elia gracias a ti también por la dedicatoria pero, sobre todo, por compartir esta historia con nosotros. Espero verte algún día por la calle y darte la enhorabuena en persona.

Imagen tomada de Google