Mateo Romano, policía al frente de la Brigada de Investigación Criminal de Vigo, se enfrenta a un mes de diciembre que tardará mucho tiempo en olvidar y será consciente de ello en el momento en el que pone un pie en el escenario del crimen cuya investigación le ha sido asignada. A los pocos días, al aparecer nuevos cadáveres, la ira, la desazón y la preocupación por localizar cuánto antes a la bestia que los ha cometido crecen en Mateo y su equipo quienes no pararán hasta descubrir al culpable y hacerle pagar por ellos.

Después de leer las primeras páginas de esta novela sabemos ya que no nos va a dejar indiferentes; tiene un inicio de esos que te pegan un puñetazo en el centro del pecho pero aun así te obligan a seguir leyendo. No os voy a engañar, no es una novela fácil de digerir debido a las escenas espeluznantes que se nos describen en ella, algunas de las cuales no son aptas para estómagos sensibles, y que hacen que nuestra mente no pueda evitar imaginarlas, lo que las hace aun más duras.

Dividida en tres partes acompañadas de dos epílogos, la historia pasa ante nuestros ojos de una manera fluida debido al lenguaje sencillo y directo utilizado por el autor así como a la abundancia de diálogos que encontramos durante la narración. Esta será llevada a cabo por varios narradores lo que nos dará, en algunos momentos, distintas perspectivas de lo que está ocurriendo y, en otros, más información de la que tienen los propios protagonistas de la novela. Mateo, el inspector encargado del caso, nos irá narrando el transcurso de las investigaciones y el sentir de todos los participantes en ellas. Por otro lado, encontramos varias narraciones en tercera persona centradas en personajes de la novela en las que conoceremos su situación y los sentimientos que esta le provoca a cada uno de ellos. Esta alternancia de narradores unida a la abundancia de diálogos que antes señalaba hacen que la novela tenga un ritmo muy ágil, llegando a ser frenético según nos acercamos al final de la misma, que consigue crear en el lector una gran expectación sobre qué es lo que vendrá después.
La ambientación me ha parecido muy buena; el autor no se va a recrear en dibujarnos el paisaje de la zona, ni vamos a imaginarnos paseando por las calles de la ciudad, sino que va a describir los escenarios en los que tienen lugar las torturas y los crímenes; estas descripciones serán tan minuciosas que nos será imposible no sentir la oscuridad y la humedad de los lugares en los que estos se cometen y comprenderemos así a la perfección la angustia y el miedo de las víctimas.
Además de asistir a la investigación de los crímenes en el presente, también conoceremos hechos ocurridos en el pasado que serán de gran importancia para la trama. Esta línea temporal referida al pasado tiene pasajes de una dureza tal que provocarán más tarde en el lector sentimientos encontrados. 

Los personajes son muy buenos y todos ellos están muy bien perfilados, tanto que el lector podrá entender la motivación y la forma de actuar de todos ellos como también crearse una opinión de los mismos. Casi todos ellos tienen sombras que la historia irá sacando a la luz dejándolos al descubierto ante nosotros para que emitamos nuestro veredicto sobre ellos.

Un fuego azul es una buena novela. Una novela que, aunque trata un tema que no es nuevo para los que estamos acostumbrados a leer este género, está tan bien estructurada y cohesionada que engancha al lector desde el comienzo con unos personajes maravillosos y un final que le hace justicia a todo lo narrado. Una lectura que os recomiendo sin ninguna duda.

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