#33 (15) Mr. Monster

abril 18, 2015


Título: Mr. Monster
Autor: Dan Wells
Editorial: Planeta
Número de páginas: 368
ISBN: 9788408005179

Sinopsis

"A mi lado oscuro lo llamo Mr. Monster. Pienso en muchas cosas terribles y me es más fácil asumir esa faceta de mí si finjo que se trata de otra persona: no es John quien quiere cortar a su madre en pedacitos, ese es Mr. Monster. ¿Entiendes a qué me refiero?". Una nueva amenaza acecha a Clayton: algo o alguien está atacando otra vez a sus ciudadanos. Solo John sabe que no puede ser el asesino del pasado, porque él mismo acabo con él. Y además el nuevo monstruo sabe cosas...

Autor

Dan Wells (Utah, 1977) fue iniciado muy pronto en el mundo de la ciencia ficción: cuando tenía solo cuatro meses le llevaron al cine a ver "La guerra de las galaxias" y, cuando tenía seis, su padre le leyó "El Hobbit". A los nueve años comunicó a sus padres que iba a ser escritor. Pasó la infancia leyendo, yendo casi cada día a la biblioteca. Leyó ciencia ficción, novela histórica, divulgación histórica e investigación criminal. En el instituto descubrió a los clásicos de la literatura, primero en inglés (Dickens, Austen, Twain, Conrad) y más tarde siguió con los de la literatura universal (Hugo, Dostoievski). Por su pasión por la lectura, decidió estudiar Filología Inglesa. Ha trabajado en marketing y como publicista. Fundó una página web de reseñas de videojuegos, y su juego favorito es "Battlestar Gallactica". Está casado y tiene cinco hijos. "No soy un Serial Killer" es su primera novela, el inicio de la Trilogía de John Cleaver, a la que siguen "Mr. Monster" y "No quiero matarte".

Opinión
Hace unos meses leí el primer libro de la trilogía "No soy un Serial Killer" y me gustó bastante. Son novelas a caballo entre la novela negra, con muchos crímenes, y la novela de ciencia ficción, aparecen "personas" que no lo son tanto.
John Cleaver es un sociópata, obsesionado con los asesinos en serie y con mantener a raya a Mr. Monster como se llama a sí mismo cuando pensamientos homicidas surcan su mente. 

En este segundo libro, vemos que Mr. Monster, el alter ego de John, ha ido ganando terreno dentro de la mente de este viéndose John obligado a disciplinarse aún más y a seguir más férreamente las reglas que se ha autoimpuesto para mantenerle a raya.
Su amiga Brooke, una rubia muy guapa de la que está enamorado aunque intenta frenar sus sentimientos por miedo a Mr. Monster, toma más protagonismo, hasta aparecer en casi todas las tramas que tienen lugar en el libro. John consigue tener alguna cita con ella ya que encuentra la manera de mantener "dormido" a Mr. Monster dentro de él. La chica consigue hacerle creer que es un chico normal, dentro de la grave sociopatía que padece.

En su pequeño pueblo, Clayton, empiezan a cometerse una serie de crímenes, siempre con el mismo modus operandi que parecen estar llamando a John...hay un misterio aún sin resolver desde la primera parte de la trilogía y hay alguien dispuesto a cualquier cosa por resolverlo y, para ello, sabe que necesita a John a cualquier precio.
Nos volvemos a meter de lleno en un mundo casi fantástico, con escenas realmente duras, torturas, secuestros....hasta que John se las apaña para salir victorioso de todas ellas.

Al igual que me ocurrió en el libro anterior, lo he leído en muy poco tiempo porque está narrado muy hábilmente, por el propio protagonista, un chico de 16 años recién cumplidos, lo que hace que sea una lectura amena, con un vocabulario adaptado a la edad del narrador y, en muchos puntos, es hasta gracioso.
Recomiendo su lectura, eso sí, antes deberéis haber leído la primera novela de la trilogía ya que si no os vais a perder en esta.  

Este reseña pertenece al reto de la Yincana Criminal y se corresponde con la semana 3: "Todo es posible en América", sábado: uno de los personajes es una rubia platino (en este caso Brooke, la "amiga" de John, aunque también tenemos a Lauren, su hermana).


  

2 comentarios

  1. No termina de llamarme. Y con tanto de este género pendiente...
    Besotes!!!

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  2. No me llega a atraer del todo, quizás porque mi lista de pendientes se haya disparado, pero nunca se sabe.

    Un beso.

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